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Por: M. Cecilia Celso

¿Qué nos enseña la Palabra sobre estar débil en la fe? 

Mateo 14:22-33
Jesús anda sobre el mar
22. En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.

23. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

24. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.

25. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.

26. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.

27. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!

28. Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

29. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

30. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!

31. Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

32. Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

33. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Este pasaje nos revela la incredulidad de Pedro


Cómo la duda lo aparta de la realidad, aún conviviendo con Jesús, viendo sus maravillas  y oyendo Su voz. El versículo 30 nos revela que él tuvo miedo al ver el fuerte viento. 
Notemos cómo una simple mirada a lo externo, nos puede provocar distracción y desenfoque hacia las cosas espirituales, en este caso hacia Cristo. 
En el versículo 31 Jesús le dice: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 


En otras palabras, “Pedro, por qué dejas que el enemigo siembre duda en tu corazón”.

Si hay algo que no podemos omitir, es que todos los días luchamos contra tales cosas, nuestra naturaleza caída, las asechanzas del enemigo en el campo espiritual. De manera que sus seducciones y distracciones nos harán perder el rumbo, si desviamos nuestra mirada de Cristo.

Hebreos 3:12
Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo.

Santiago 1:6
Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.

Santiago 1:8
El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

El pasaje de Mateo, nos enseña que nuestra confianza debe estar arraigada y cimentada en Cristo. No en una barca de madera, ni en la bonanza del mar. Él es el epicentro de nuestras vidas. 


Por otro lado, la falta de fe nos puede llevar muy lejos y pagar un precio muy costoso. 
¡No dudes! Es mejor clamar a gran voz y elevar una oración 
¡oh Señor, ayúdame, a confiar más en ti, que en mí!”, que dudar de Él.
 
Hebreos 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

 

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