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Capítulo 1

Nahúm Just y Bondad.PNG

Autor: J. Vernon McGee

 

Introducción

Al llegar a este estudio del Libro de Nahum, no voy a decir, como digo en la mayoría de los libros, que éste es uno de los mejores libros de la Biblia. Puedo decir honestamente que este Libro de Nahum no es el libro más grande de la Biblia, pero sí es un gran libro, y la Palabra de Dios lo presenta con un propósito muy definido. Me atrevo a decir que muy pocos lectores han oído jamás alguna predicación basada en este Libro de Nahum. Este libro ha recibido alguna atención por parte de aquéllos que presentan profecías exageradas. Esas personas sensacionalistas tratan de decirnos que Nahum profetizaba en cuanto al automóvil, cuando en el segundo capítulo él dice Los carros se precipitan a las plazas. (Nah. 2:4) Eso no tiene ninguna referencia al automóvil, como veremos cuando nos toque estudiar el capítulo 2.

Lo que tenemos en este pequeño Libro de Nahum es una profecía destacada, pero una que ya parece estar fuera de moda. Al comenzar, sabemos muy poco en cuanto a Nahum, y luego notamos que él solamente tiene un tema: “El Juicio de Nínive”, la capital del Imperio Asirio. Ése es el único tema, pues, que tiene este libro, y ya ha sido cumplido. ¿Cómo, entonces, puede esto tener significado para nosotros en el día de hoy? ¿Cómo puede esto ser parte de nuestra cultura común y contemporánea? ¿Tendrá Nahum algún mensaje para nosotros? Lo destacado de la Palabra de Dios es que no importa qué página abra uno de la Palabra de Dios, allí hay un mensaje para nosotros. Parte de ella es dirigida a nosotros, pero toda ella es para nosotros.

El escritor es Nahum y su nombre significa “consolador”, pero el mensaje que él da es un mensaje de juicio, de castigo. ¿Cómo podemos decir entonces que Nahum le hace honor a su nombre? O quizá, ¿cómo puede ser un consolador? Es según observe uno este castigo. Si es el castigo para su enemigo, aquél de quien usted tiene mucho temor, alguien que le está dominando, entonces, puede decir que esto le consuela a usted.

Nahum se identifica para nosotros en el versículo 1. Profecía sobre Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos. Se dice que él procede de Elcos. Hay varias maneras de identificar la ciudad de Elcos. Había una ciudad de Elcos en Asiria, unos cuantos kilómetros al norte de Nínive. Nahum pudo haber vivido allí y profetizado a Nínive, de la misma manera en que más adelante profetizó Daniel en cuanto a Babilonia. Pero, hablando honestamente, no creo que eso sea cierto. Pienso que el contenido de este libro revela que él nunca fue a Nínive. No creo que él estuvo allí, ni que hubiera sido llamado para ir a ese lugar. Otra explicación que se menciona es que se puede referir a una pequeña aldea llamada Elcos en Galilea. Jerónimo en sus registros dejó constancia que un guía le señaló aquella aldea, como el lugar de nacimiento de Nahum. Pero en realidad, la primera vez que esa aldea fue señalada fueron mil años después de haber vivido Nahum. Así es que, esto es más bien algo tradicional. El Dr. John Davis dice que el significado para Capernaum es la aldea de Nahum: Caper-naum. Si Capernaum es una palabra hebrea, entonces, ése es el origen evidente, y no tengo razón para creer de otra manera. Así es que, podemos decir que es la aldea de Nahum. Él nació en ese lugar, o vivió allí cuando era muchacho. En Judá también hay un lugar llamado Elcos. Ése parece haber sido un nombre común. En el presente tenemos ciudades cuyos nombres son repetidos en otras partes. Hay algunos nombres como los de próceres que se dan a muchas ciudades. Por tanto, podemos decir que Elcos era un nombre bastante común.

Hay muchos que opinan que lo que sucedió en realidad es que Nahum había nacido en el reino del norte, en Israel. Eso probablemente explica su apego al reino del norte. Pero luego él se trasladó a Elcos, un lugar que está al sur de Judá. Él probablemente fue allí cuando era un muchacho, y creció en el reino del sur.

El hombre que escribió esta profecía sabía algo evidentemente en cuanto a Senaquerib, y a su ataque contra Jerusalén, porque el relato en el primer capítulo parece de un testigo presencial. Cuando Senaquerib, rey de Asiria, llevó a cabo una invasión, en el reino de Ezequías, Nahum fue probablemente un testigo presencial. Eso indicaría que Nahum podría ser contemporáneo de Isaías y Miqueas. Hay algunos expositores que opinan que esto es lo correcto. Yo no he decidido aún sobre una fecha exacta o final. Las fechas que se sugieren indican los años 720 a 636 a.C., que es la opinión de algunos eruditos conservadores. Parece ser razonable ubicar a Nahum unos cien años después de Jonás. Probablemente vivió durante el reino de Ezequías, y él vio la destrucción del reino del norte de Israel, y esto le conmovió mucho, por supuesto.

Nahum hace sonar ese tañido fúnebre para la ciudad de Nínive. Él pronuncia un juicio sobre la destrucción total de Asiria. Nínive era su capital. Lo que Nahum mantiene es que Dios es justo al actuar de esta manera.

Me gustaría estudiar el Libro de Jonás y el Libro de Nahum juntos, porque Jonás fue a la ciudad de Nínive con un mensaje de cien a ciento cincuenta años antes de que Nahum apareciera en la escena. Cuando Dios le dijo a Jonás que fuera a la ciudad de Nínive y que llevara a esa ciudad un mensaje, allí sucedió algo sorprendente. La ciudad completa se volvió a Dios, ciento por ciento. Hablando honradamente, nunca ha sucedido nada como esto en toda la historia del mundo. No parece haber nada que pueda compararse con esto. Toda la ciudad, un ciento por ciento de sus habitantes, se vuelve a Dios. No sé cuál fue el alcance que esto tuvo en toda la nación, pero ya que esto sucedió en la ciudad capital, debe haber tenido un efecto tremendo en toda la nación. Así es que, en aquel día mucha gente se volvió a Dios.

Pero, ahora uno hace la pregunta obvia de qué resultado hubo de todo esto. ¿Fue algo permanente? ¿Se convirtió esa nación en una nación piadosa? La respuesta, por cierto, es no. Eso no fue así. Al pasar el tiempo se apagó ese avivamiento. Al pasar el tiempo ellos regresaron a su paganismo. Al pasar el tiempo ellos volvieron a ser tan brutales como habían sido antes. Esa nación había recibido un mensaje de parte de Dios, pero entonces, viene Nahum con otro mensaje. Yo no creo que él haya ido a la ciudad de Nínive. Creo que este hombre permaneció en el reino del sur. No creo que haya dejado esa localidad. Si Dios envió a Jonás, ¿por qué no envió a Nahum también? Los métodos de Dios cambian, Dios por cierto que es inmutable. Él nunca cambia. Pero Él cambia Sus métodos en diferentes ocasiones. Dios envió a Jonás porque Nínive era una gran ciudad sumida en el mal, pero esta gente era ignorante de Dios. Cuando se les presentó el mensaje, toda la gente de la ciudad se volvió a Dios; desde el Rey en su trono, hasta el hombre más humilde del reino. Como resultado, Dios perdonó a la ciudad. Ahora, han pasado ya de cien a ciento cincuenta años, y la ciudad ha vuelto a hacer las cosas que hacía en el pasado. Ahora, ¿por qué no va Nahum? Porque ellos ya han tenido la luz, y ellos han rechazado esa luz.

Cuando esa luz es rechazada, sucede lo que dijo el Señor Jesucristo: Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? (Mt. 6:23b) ¿Cómo puede la luz ser tinieblas en alguna persona? La luz que es tinieblas es negarse a aceptar la Palabra de Dios. En el presente hay más Biblias que cualquier otro libro. No hay ningún libro que se pueda acercar a la Biblia, en lo que se refiere a la cantidad que se publica. Pero quizá es el libro que menos se lee. Aquí tenemos una nación que ha tenido la luz. Pero ¿cuál es el resultado? Si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?

Asiria había tenido la luz. Dios les había enviado a ellos un mensaje. Por un tiempo, ellos se habían vuelto de sus malos caminos y habían servido al Dios Vivo y Verdadero. Eso fue un gran avivamiento, en el sentido general de esa expresión, y fue algo maravilloso. Pero no duró. ¿No es eso en realidad la historia de todos los avivamientos? Francia, por ejemplo, tuvo una revolución. En la misma época, Inglaterra tuvo un avivamiento bajo Whitefield y los hermanos Wesley, y hubo gran cantidad de personas que se volvieron a Dios. Pero ¿cuál fue el resultado de Inglaterra? Bueno, podemos observar a esa nación en el presente. Cuando el avivamiento ocurrió, era la nación número uno en el mundo. Pero eso ya no es en el presente. ¿Qué sucedió? Se han apartado del Dios Vivo y Verdadero. 

Cuando yo tuve la oportunidad de visitar Londres, y quería visitar la tumba de John Wesley, esto puso al guía turístico en un aprieto, porque en el presente ése no es un lugar muy bien conocido, aun cuando él está sepultado al frente de la iglesia donde él ministró, y donde nació. El problema que existe es que la gente se ha olvidado de John Wesley. Se han olvidado del gran avivamiento que tuvo lugar bajo este gran hombre de Dios. Como resultado, Inglaterra se ha hundido a un nivel bajo, comparándola con aquella nación que tuvo una gran historia en el pasado. En realidad, le da a uno ganas de llorar al observar eso. Causa mucha tristeza cuando uno piensa en la grandeza de esta nación, y cómo en un tiempo sus habitantes escuchaban la voz de Dios. Ahora Nínive ya no está escuchando, y Nahum dice: “Yo no voy a ir allí. No voy a perder mi tiempo yendo a esa ciudad. No vale la pena hacerlo. Ellos ya se pasaron del límite”.

Creo que conviene preguntarnos si esto ha ocurrido con nuestra propia nación. Este pequeño libro tiene un mensaje para nosotros, amigo. En cierta ocasión, un senador de los Estados Unidos, quien había realizado un estudio de varias naciones, dijo que la vida promedio de las grandes civilizaciones del mundo, ha sido de unos doscientos años. Este hombre dice que las grandes civilizaciones han progresado—si ésa es la palabra correcta para expresar esto—a través de los siguientes pasos: “De la esclavitud a la fe espiritual; de la fe espiritual al valor; del valor a la libertad; de la libertad a la abundancia; de la abundancia al egoísmo; del egoísmo a la complacencia; de la complacencia a la apatía, y de la apatía, de regreso a la esclavitud”.

Conviene entonces preguntarnos, ¿en cuál de estos pasos o etapas nos encontramos? ¿Cuánto tiempo más durará esta civilización? Conviene que nos hagamos otras preguntas: ¿Dónde estamos en el presente? ¿Es nuestra nación una nación de abundancia? Algunas de nuestras naciones lo son. Sin embargo, Dios puede estar reduciendo el tiempo. De la abundancia se pasa al egoísmo. Del egoísmo a la complacencia. ¿Es ése un cuadro que nos representa a nosotros en el presente? De la complacencia a la apatía. Hay muchas naciones que demuestran apatía en el presente. Según lo que he citado, el paso siguiente es ir de la apatía, de regreso a la esclavitud.

Ése es el cuadro que tenemos aquí. Ése es el mensaje que presenta el Libro de Nahum. Una gran potencia mundial, Asiria, y la ciudad de Nínive, su capital, había recibido un mensaje de parte de Dios. Se había vuelto a Dios y le había servido por un período de tiempo. No sé cuánto duró todo esto. Pero después de unos cien o ciento cincuenta años, regresaron otra vez a la situación en la que se encontraban antes. Ahora Dios les va a juzgar. Entonces, surge la pregunta: ¿Tiene Él el derecho de hacer esto? Nahum va a decir que Él no sólo tiene el derecho de hacerlo, sino que Él es bueno cuando lo hace. Algunas personas opinan que el Libro de Nahum es algo aburrido. Sin embargo, Nahum es un libro espeluznante porque revela el otro lado de los atributos de Dios. Dios es amor, pero Dios es también santo y justo y bueno. Y Dios todavía mueve en las vidas de las naciones; por lo tanto, este libro está hablando precisamente a la situación en la cual nos encontramos hoy. Es algo que se puede aplicar a nuestras vidas en el presente.
 

La justicia y bondad de Dios

Este pequeño libro tiene una profecía notable. El profeta tiene sólo un tema: la profecía de Nínive y del juicio que viene sobre esa ciudad capital de Asiria. También tiene un mensaje para nosotros hoy.

 

Profecía sobre Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos. [Nah. 1:1]

Profecía sobre Nínive—esta profecía tiene que ver con juicio. Antes, Jonás llevó un mensaje a la ciudad de Nínive, que revelaba el amor de Dios. Ahora, este libro revela la justicia de Dios, y estos dos van juntos. Aun cuando Dios juzga a una nación, Dios aún es amor. Él aún ama; uno no puede escaparse de eso. Lo que hace de este juicio de Dios algo tan terrible, es que Dios no lo hace como una persona llena de irritación. Tampoco lo hace de una manera vengativa. No lo hace con un espíritu de venganza, tratando de arreglar las cosas, o porque se enojó en un momento, o lo lleva a cabo en un momento de desahogo emocional. Dios juzga porque Él es justo, y Él también es amor. Pero es justo. Ya que Él es justo en Su trato con los seres humanos, Él tiene que tratar con el pecado aun en las vidas de aquéllos a quienes ama.

Nínive era una ciudad a la que Dios amaba. Él le dijo eso a Jonás. Jonás quería que la ciudad fuera destruida, pero, Dios le dijo: ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? (Jon. 4:11) Dios quería escatimar la ciudad y salvar a la gente que estaba en ella, porque muchos de ellos eran niños. Y Dios había escatimado a Nínive, pero, ahora, el juicio va a caer sobre esta gran ciudad. Ése era el mensaje de Nahum. Nahum hace repicar las campanas fúnebres en cuanto a Nínive. Él pronuncia un juicio de una destrucción total en Asiria. Y Dios estaba haciendo precisamente eso. Jonás, casi un siglo y medio antes, había llevado el mensaje de Dios a Nínive, y esa ciudad se había arrepentido. Sin embargo, ese arrepentimiento fue algo temporal. Dios, pacientemente le dio a esa nueva generación, la oportunidad de arrepentirse (véase el Vs. 3). Pero el día de la gracia llega a su fin, y el momento de la condena llega. En Nahum 3:19, leemos: No hay medicina para tu quebradura; tu herida es incurable; todos los que oigan tu fama batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad? Es decir, que ellos habían llegado a un punto donde ya no había medicina para ellos.

Yo creo que una nación, y también una persona, pueden continuar en el pecado, y seguir pecando hasta que cruza cierta línea. No sé dónde está esa línea. No pretendo decir que sé cuándo ocurre eso. Pero hay un lugar, hay un punto, y cuando uno pasa esa línea, ese punto, no es que la gracia de Dios ya no le puede alcanzar, sino que usted ya no puede alcanzar a Dios, porque la verdad es que usted ya ha pasado al punto donde se ha endurecido, y usted está en un estado de incredulidad que no puede ser cambiado. Esto es cierto en cuanto a una nación, y es cierto también en cuanto a una persona.

Al observar a su alrededor hoy, usted puede quedar desanimado. El pueblo de Dios, sin duda alguna, está preocupado en el presente. La razón, según creo, es expresada por el interés que tenemos en la profecía, y aquéllos que enseñan la profecía, quienes son muy populares en el presente. Ellos se presentan con toda clase de interpretaciones. Ahora, la explicación es ésta. El pueblo de Dios, ignorante de la Palabra de Dios, se encuentra desesperado, y está buscando algo por las cosas que están ocurriendo hoy. El mismo Señor dijo que los hombres desfallecerían por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra... (Lc. 21:26) Estamos en esta etapa, seguramente. Hemos entrado en esa órbita en particular, y estas cosas nos están preocupando, pero, Dios aún está en control de todas las cosas. El control no se ha escapado de Sus manos. Dios no está comiéndose las uñas y tampoco se ha deslizado de Su trono. Él no está nervioso por lo que está ocurriendo en el presente. Dios está desarrollando Su plan y Su propósito, y está gobernando aún sobre el pecado del hombre. Eso debería ser un consuelo, para el hijo de Dios hoy.

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